Puerto Plata, ubicada al norte de la República
Dominicana, a 230.9 kilómetros del Distrito Nacional, es una de las provincias
del país que posee mayores atractivos turísticos, tanto ecológicos como complejos
hoteleros. También cuenta con el único teleférico funicular de la zona del
Caribe, y posee una gran diversidad de playas de arena blanca, entre ellas:
Cayo Arena, Playa Ensenada y Punta Rusia. Otro atractivo que el turista tanto
nacional como internacional puede disfrutar es el Parque Estero Hondo, donde se
encuentra el Santuario de los Mamíferos Marinos o de los Manatíes, todo un
espectáculo de la naturaleza.
Se trata de una superficie lagunal alimentada
por varios ríos y separada del mar por una franja arenosa. Consta de un
perímetro costero-marino de 22 kilómetros cuadrados, zona declarada área
protegida de país en 1996, con el objetivo de salvaguardar los recursos y
procesos naturales del medio ambiente.
El Santuario aloja en sus calmadas y
cristalinas aguas corales, peces, moluscos y crustáceos, así como manglares,
aromales, cambronales, guayacanes y almácigos, entre otras especies, que se
conjugan para formar un espectacular paisaje de bosques secos costeros, lugar
preferido por los manatíes, los que, a pesar de ser de agua salada, aquí
consumen agua dulce.
“Protegemos a todas las especies que habitan en
el área, pero a la que mayor protección le damos es la especie del manatí. Este
es el único santuario destinado a su protección en República Dominicana.
Tenemos una población aproximada de 58 a 68 ejemplares”, explicó Freddy García,
coordinador de los guías del santuario a un grupo de periodistas que fueron
invitados por Transporte y Excursiones Blanco Aybar.
Las personas que visitan este santuario pueden
disfrutar del espectáculo de estas criaturas marinas desde un mirador de dos
niveles, que fue construido hace cuatro años por “La Unidad Municipal para el
Patrimonio Comunitario de Villa Isabela”, con el apoyo logístico y económico de
la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), a través de TURISOPP,
el Instituto Nacional de Formación Técnico Profesional -INFOTEP- y los
ministerios de Turismo y Medio Ambiente.
El recorrido
Durante todo el trayecto al Santuario el
visitante se encontrará con varios terrenos que, a pesar de ser propiedad
privada, están regulados por Medio Ambiente; es decir, que sus titulares tienen
prohibida la construcción y el cultivo. Lo único que se les permite es la
crianza de ganado.
“Le está prohibida la agricultura porque
utilizan químicos, que cuando llueve son arrastrados y llevados a la bahía o al
cayo donde están los manatíes y eso afectaría, de cierto modo, no solamente al
manatí, sino a todas las especies que viven dentro del cayo”, aclaró el guía.
También se pueden observar marismas, un
ecosistema húmedo en el cual habitan varias especies de aves, plantas y
cangrejos. Su nombre se debe a que cuando la marea está alta, se llena de agua
y cuando baja, el agua cede.
En el parque hay un museo construido en madera,
desde donde se instruye a los visitantes acerca de la vida de los manatíes y
otras especies que habitan en la zona. También hay un fósil de manatí en el que
se puede observar su estructura ósea.
Al concluir el recorrido, los visitantes pueden
adquirir souvenirs con artesanía local y alegórica a esos animales acuáticos.
Para acudir a este lugar se recomienda llevar
suficiente líquido, especialmente agua, debido a que las altas temperaturas
provocan sed, y protector solar.
El costo de entrada a este lugar es de 250 pesos;
los niños menores de 10 años pueden acceder de manera gratuita. Los visitantes
son asistidos guías. Que tienen disponibles.
Sobre la especie...
El manatí del Caribe es una especie marina en
peligro de extinción, cuyo nombre científico es Trichechus, el cual hace
referencia a los pequeños pelos o cerdas esparcidas sobre su cuerpo. Las vacas
marinas, como también se les conoce, viven tanto en aguas dulces como en
saladas, siendo el hombre su única amenaza o depredador debido a que son objeto
de caza, especialmente por su carne y su grasa.
Esta especie se caracteriza por tener un cuerpo
cilíndrico ovalado, su medida es de unos cuatro metros y medio de largo, puede
llegar a pesar hasta tres mil libras y vivir entre 70 y 80 años.
Los manatíes se aparean por necesidad de
reproducción y no por placer como algunos animales marinos. Su embarazo perdura
12 meses y puede llegar a parir entre uno y dos manatíes. Cuando da a luz sube
la cría hacia la superficie para que respire, porque si la deja debajo del agua
se ahoga. “Luego dura dos años amamantando la cría hasta que tenga dientes
duros y pueda masticar alimentos por su propia cuenta y se aparea nueva vez,
esto sucede cada cuatro años aproximadamente, por eso está en peligro de extinción
porque su reproducción es muy lenta”, subrayó García.
De acuerdo con datos del Acuario Nacional, en
su totalidad, la República Dominicana cuenta con una población de al menos 70
manatíes. En los primeros meses del 2008 se reportó la muerte de cuatro.
El manatí es un animal apacible y lento. La
mayor parte de su tiempo se dedica a comer, descansar y viajar. Es herbívoro,
sin embargo, en ocasiones puede ingerir pequeños peces e invertebrados junto
con la vegetación.
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