Pedro
Brand.- A un año de ser remodelado, en el Centro de
Rehabilitación Sicosocial Padre Billini se han transformado los nivele de
atención psiquiátrica, pasando del viejo modelo manicomial a un sistema de
atención profesional humanizado a personas con padecimientos o trastornos
mental.
Así lo informó este
miércoles el doctor Ángel Almanzar, director de Salud Mental del Ministerio de
Salud, Ángel Almanzar al realizar un encuentro con psiquiatras y otros
profesionales para dar a conocer los cambios sustanciales que ha alcanzado el
“antiguo 28”.
“Los niveles de avances en
la estructuración y los procesos, tanto en el área administrativa como en la
parte de rehabilitación han contribuido a la trasformación significativa del
modelo de atención para los pacientes mentales”, dijo Almánzar.
Resaltó que hasta el momento
ningún usuario ha hecho crisis de salud mental en el Centro desde su
remodelación, aunque se han referido algunos casos a hospitales, pero con enfermedades
somáticas y no se ha referido a nadie a una Unidad de Intervención en Crisis.
El director de Salud Mental
explicó que los medicamentos están garantizados en el Centro; y el seguimiento
del equipo de salud mental es muy estricto.
El recorrido incluyó los
módulos residenciales, áreas de manualidades, cocina, salón de belleza,
costura, entre otras.
Entre los
participantes resaltan los doctores César Mella, director del
Instituto de Seguro Social (IDSS) y Fernando Sánchez Martínez, veedor
del Centro, así como representantes de laboratorios y el equipo técnico de la Dirección de Salud Mental.
Reconocimiento
En el acto se hizo un
homenaje póstumo al fallecido doctor Gilberto Morillo de Soto, mediante el
develamiento de una placa con su nombre en un salón de actos.
Morillo de Soto es
considerado como el primer psiquiatra dominicano con formación académica. Nació
en San Pedro de Macorís el 6 de junio del 1918. Realizó sus estudios primarios
y secundarios en la Academia Antillana, en su ciudad natal; y luego se trasladó
a Santo Domingo.
Durante su carrera padeció una
apendicitis aguda que casi le cuesta la vida, pero su fuerte constitución le
permitió sobreponerse. Al momento de graduarse no le hizo reverencias al
tirano, por lo que su título fue engavetado por un año, hasta 1945. No tenía
exequátur y no podía ejercer como médico, por lo que trabajó como laboratorista
para sostenerse.
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