Devocional, Pastora Montserrat Bogaert, Iglesia Monte de Dios
Pero a medianoche, orando
Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. Entonces
sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la
cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de
todos se soltaron. Hechos 16: 25-26.
Pablo y Silas estaban presos,
encadenados, sin esperanza. Y en vez de deprimirse por la situación que estaban
pasando, se pusieron a alabar y a glorificar a Dios con todo su corazón.
En momentos de crisis, nuestra
tendencia es quejarnos, murmurar, criticar, enjuiciar y cuestionarlo. No Lo
alabamos ni adoramos, porque nuestra alma se aflige y se nos olvida lo que ha
hecho por nosotros. Esta alabanza poderosa hizo que los cimientos de la cárcel
se sacudieran, que las puertas y las cadenas se rompieran.
No importa lo que estés
pasando; levanta tu voz a los Cielos, dile cuánto Lo amas y Lo necesitas. En un
momento, oirás cómo todo se estremece a tu alrededor, rompiéndose los yugos y
las cadenas de opresión que estaban atándote, porque Él habita en la alabanza
de Su pueblo y se hace presente para bendecirte. Alábalo.
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Bendiciones