Por Juan Cruz Triffolio
Johnny
Ventura es uno de esos genuinos referentes con que cuenta la alegría en este
terruño amado, enclavado en el epicentro del Caribe.
La
sonoridad de su nombre basta para contagiarnos con la música y el canto popular
de Quisqueya, la bella.
Su
sonrisa y cadencia al cantar y bailar el merengue fascinante e irresistible a
la danza, con la pareja amada, es uno de sus tantos privilegios concedidos por
el Divino Hacedor del Universo.
Él
es, sin duda alguna, dominicano hasta la tambora.!
Merenguero
de pura cepa.!
Un
extraordinario ser humano, solidario, caballeroso y siempre presente en el
momento de la tragedia y el clamor ineludible de la patria.
Durante
su extensa y exitosa carrera artística, aunque en ocasiones ha reconocido que
“el tabaco es fuerte pero hay que fumarlo”, nunca ha dejado olvidar el ejemplo
de sacrificio y laboriosidad de “Mamá
Tingó” y de aquel “que va tiznado de negro y cuesta arriba, voceando su carbón,
El Carbonero”, quien el inolvidable Freddy Beras Goico calificó, en justicia,
como un auténtico “monumento viviente del trabajo”.
Es el
mismo Ventura, el hijo del pueblo, que también ha tenido siempre presente al esforzado
y pintoresco “Cuabero”, que invita a la
vecina a “coger su estilla”, sin
importar que como “don Ramón”, tenga que subsistir “subiendo ahora y bajando
ahorita”.
Por
eso, entre otras razones, en “Resumen”, Johnny está consciente de quién le
sigue, “en las buenas y en las malas sin ponerle condición” porque, en
definitiva, ha vivido convencido de que “todo se reducirá cuando caiga el telón
al final de la comedia”, pues quiérase o no, “siete por cuatro por tres de
ancho, es la medida de la fosa, fuerza de la eternidad” y al final, “en la
tumba sólo queda el esqueleto, que no habla, pero dice, toda, toda la verdad”.
Con
esa filosofía de vida, Jhonny Ventura ha sido feliz invitando a ser alegres a
los demás sin importar razones y circunstancias.
Su
trayectoria como ciudadano es un registro de variopintos y valiosos ejemplos de
amor y compromisos con su lar nativo en donde con sobradas e incuestionables
razones ha sido asimilado como una extraordinaria “industria nacional de la
alegría”.
Hoy,
el coronavirus pretende infructuosamente silenciarlo para dar paso a la
tristeza en un pueblo que lo admira, respeta y ama sin límites.
Pero
la fuerza de la oración de sus incontables seguidores al Rey de Reyes, quien ha
extendido sus manos sanadoras, ha empezado a hacer realidad el deseo de todos
sus buenos hijos en la patria de Duarte.
Johnny
se levantará..!
Todo
saldrá bien..!
Su
merengue seguirá inoculando y retumbando por todos los rincones de su país y el
mundo para que no que muera la alegría.
Johnny
Ventura, El Caballo Mayor de nuestro cadencioso merengue, gracias a la
generosidad del Señor Misericordioso y a la entrega de su experimentado equipo médico,
continuará disfrutando a plenitud de “El Olor de la Lluvia”, degustando “El
Patacón Pisao”, en el seno de su familia en donde tantos momentos inolvidables
y gratos ha sabido vivir a plenitud.
Seguirá
la fiesta...!
Hay
merengue para rato...!
La
salud de Johnny Ventura mejora.!
Oye
que riiico, mami...!
0 comentarios:
Publicar un comentario
Bendiciones