Por Senabri Silvestre
El
reto de criar a los hijos es cada vez mayor, dado que el aumento de la
globalización y los avances tecnológicos aumentan las necesidades y demandas de
los niños, que antes prácticamente estaba cubierta con la alimentación, salud, techo
y educación.
Sin
embargo, el mayor obstáculo en este proceso, a mi modo de ver, lo ha
constituido el retroceso que han dado los padres en el cumplimiento de su rol.
Este
es justo el segundo punto que debemos re-asumir para sobrellevar los niños en
cuarentena, ya que el número uno, según la primera entrega de esta serie, es
aprender a mirarlos como son: un regalo de Dios que debemos amar, atesorar y
proteger.
El rol
de los padres, según enseñanzas bíblicas, entre otros aspectos, está basado en
cuatro puntos: amar, proveer, educar y corregir a los hijos.
Papá y
mamá (no la madre sola o viceversa) tienen la obligación de amar y proveer todo
aquello que sus descendientes requieran para su sano crecimiento. Si no lo
hacen, además de fallarle a su familia y sociedad, están desobedeciendo el
mandado divino dado en Génesis 1:27-28, de multiplicar y sojuzgar la tierra y
sus especies.
Además,
“el que no provee para los suyos, y sobre todo para los de su propia casa, ha
negado la fe y es peor que un incrédulo”, 1 Timoteo 5:8.
La
otra obligación por retomar es la de educar, que no se trata sólo de enviar a
los hijos a la escuela, sino también de darle formación de hogar, basada en
valores y reglas claras, y no en complacencias y permisividad.
Hay
que ser consistente en dejarles saber que “no es no” y que, si no se cumple con
lo debido, habrá consecuencias. Pero también debemos predicar con el ejemplo,
porque ellos aprenderán más rápido lo que ven, que lo que oyen. «Instruye al
niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará», Proverbios
22:6.
La
educación va de la mano con la corrección. Corregir significa modificar algo
para eliminar faltas o errores, así que permitir un mal comportamiento
significa dejar que un niño crezca con un «defecto» que podría empeorar.
De
hecho, corregir es una muestra de amor. Proverbios 13:24 dice que: “el que
detiene el castigo, aborrece a su hijo; pero el que lo ama lo disciplina
temprano”. Ahora bien, esa disciplina no debe provocar ira ni maltratos para
que no se desalienten (Colosenses 3:21). Más bien críalos en el amor y la
instrucción de Dios (Efesios 6:4).
No
digo que sea sencillo, pero si los padres cumplen con estas obligaciones, el
encierro de la cuarentena será más llevadero, puesto que la instrucción y la
corrección los ayudará a comportarse muy cerca del nivel que los padres
esperan.
Fuente:
https://senabrisilvestre.com/
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