Devocional Monte de Dios, por la Pastora Montserrat Bogaert
Alabaré con cantos el nombre
de Dios; lo alabaré con gratitud. Salmos 69: 30
Dios nos creó para que Lo
adoremos en todo tiempo y Le preparemos el ambiente para Él manifestarse, ya
que la adoración es una respuesta a nuestra alabanza, donde nos da a entender
que se agrada de ella.
Cuando la atmósfera del Señor
se posa sobre Su pueblo, todo puede pasar: milagros, sanidades, prodigios y
maravillas; porque es la misma gloria que desciende, y la gloria es Dios.
Tenemos que prepararle un ambiente si queremos verlo.
Para esto no necesitamos tener
una gran voz; solamente se necesita un corazón quebrantado que reconozca Su
grandeza y anhele desesperadamente estar con Él. Parece sencillo, pero no lo
es, porque tenemos tanto orgullo que no nos permite que nos humillemos y Le
demos todo el loor, la alabanza y la adoración.
Sin alabanza no hay adoración;
sin esta no hay Presencia de Dios. Por eso, nuestra vida debe ser un continuo
tabernáculo; para que Él no solamente nos visite, sino que more para siempre,
por haber encontrado un lugar como el Cielo donde siempre se Le exalte.
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Bendiciones